Información general
El ojo seco es una enfermedad cuya causa es multifactorial que afecta las lágrimas y la superficie ocular.
Los factores de riesgo para tener esta enfermedad son sobre todo la edad avanzada y el sexo femenino, sobre todo en la menopausia y postmenopausia. También tienen mayor riesgo de formas severas de ojo seco aquellos pacientes con enfermedades reumatológicas.
Síntomas
Los síntomas de ojo seco incluyen ardor, sensación de cuerpo extraño, fotofobia, dolor, lagrimeo, enrojecimiento, entre otros. No siempre los síntomas se correlacionan proporcionalmente con la enfermedad, de manera que muchas veces los pacientes son muy sintomáticos cuando el ojo no parece tan afectado, y viceversa.
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo de ojo seco y de la sintomatología del paciente. Las lágrimas artificiales suelen ser útiles, sobre todo aquellas que no tienen conservantes. También son útiles drogas antiinflamatorias tópicas como la ciclosporina o los corticoides. En los casos en que el ojo seco responde a enfermedad de las glándulas de Meibomio (unas glándulas palpebrales que segregan una sustancia oleosa que impide la rápida evaporación del componente acuoso de la lágrima) suele ser útil el calor, los masajes e higiene palpebrales y fármacos por vía oral como la doxiciclina. A veces es útil la obstrucción temporal (con tapones de los puntos lagrimales) o definitiva (cauterización) de los puntos lagrimales. En pacientes con ojo seco severo puede ser útil la utilización de lentes de contacto terapéuticos para mantener húmeda la córnea, antiparras, o gotas de suero autólogo. En casos severos también puede ser necesario realizar tarsorrafias, que son cirugías que unen ambos párpados de un ojo del lado lateral para achicar la hendidura palpebral. Cuando el ojo seco se asocia a enfermedades autoinmunes, es necesario generalmente la medicación general (además de la local).